domingo, 9 de febrero de 2014

Deporte, cualidades y empleo

Este artículo que incorporo hoy al blog, está escrito en el año 1997 (actualizado  hoy con un vocabulario más adecuado sobre discapacidad). Formaba parte del contenido del libro que se publicó en Quito, Ecuador, en 2003 gracias al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD y se entregó ese año en el Congreso Interamericano de Discapacidad de Quito. Fue posible gracias al interés que demostró  por estos temas la Señora Aase Smedler, Representante Residente del Sistema de Naciones Unidas en Ecuador.
Mi trabajo en Ecuador dentro del Programa de Voluntarios de Naciones Unidas, dependiente del PNUD y de la Sra Aase Smedler, me permitió ya en ese momento y durante dos años, participar de Congresos sobre discapacidad en Quito y en Panamá.
Deporte, cualidades y empleo

En observaciones realizadas a lo largo de muchas horas durante las actividades compartidas entre personas con distintos tipos de discapacidad intelectual, pero movilidad perfectamente, normal se han podido apreciar muchos aspectos que ellos ocultan tras una apariencia o unas reacciones que los condicionan. Quienes hemos tenido la oportunidad de seguir sus movimientos en horas de gimnasia, natación y juegos de pelota hemos podido reflexionar sobre lo diferentes que son sus desplazamientos y movimientos cuando el espacio se amplia y todo su cuerpo se expande dentro de él.

En esos momentos, su cuerpos se adaptan y se conjugan con un espacio, amplio y que les sugiere actividad y movimientos. El espacio recupera para ellos su sentido etimológico : estadio, campo para correr.
Esta puede ser una forma diferente de valorar las relaciones de personas con discapacidad con los espacios laborales tradicionales, que son también los que dan calidad de vida. Muchos de ellos podrían llegar a ser buenos instructores de gimnasia, de juegos de pelota, de natación, de danza, si tuvieran la oportunidad de estar adecuadamente preparados, no solo para su diversión o ejercicio, sino como una capacitación para el empleo.
Personas que aportan su gran capacidad de relacionarse con niños y mayores que más que carreras y velocidades excesivas prefieren tranquilidad y  mucho afecto además de actividad física.
De los espacios de la psicomotricidad a los que se han adaptado y acostumbrado durante tantos años pueden pasar a otros similares en su estructura, pero con unas funciones muy concretas, deportivas, de baile y danza. Y porque no, también laborales: dando respuestas de calidad y de bienestar a través de una experiencia que se continúe, pero con una perspectiva práctica bien distinta a la de la psicomotricidad de su infancia y adolescencia, aunque igual por sus objetivos y resultados, durante la vida adulta.
La labor, que sería la de entrenador de grupos con exigencias vitales y afectivas especiales  -más que deportivas,  como niños, ancianos, aquellos que deben realizar rehabilitación por causa de accidentes con ejercicios mecánicos- podría ser cubierta perfectamente por una  persona que se ha formado en la psicomotricidad y conoce el espacio, los movimientos y sus límites por que esta ha sido su experiencia vivencial.

Las líneas o criterios con los que se debería actuar son esencialmente dos, el primero de los cuales debería ser la puesta a punto de los recursos humanos necesarios para la formación de estos entrenadores. El segundo, crear los espacios laborales en, o a partir de, instituciones interesadas en la experiencia. Como en cualquier tarea, la constancia de los entrenadores y de los entrenados es fundamental para conseguir resultados. Las personas deben ser entrenadas permanentemente; de esta constancia se pueden derivar buenos profesionales y buenos  momentos para todos.
El esquema de pasos a seguir sería el siguiente:
1) formación inicial de los “entrenadores de entrenadores" a partir de las estructuras metodológicas de psicomotricistas y profesores de gimnasia en centros deportivos.
2) formación de los entrenadores en una mecánica de trabajo muy concreta - planificación de tareas - Organización de un proceso a seguir con sus pacientes, alumnos, o compañeros.
3) La metodología debe ser abierta para realizar los ajustes necesarios que exija cada caso. Un monitor será el encargado del control de actividades y procesos.

Le corresponde a las asociaciones de personas con discapacidad y sus familias, a las escuelas, a los grupos de preparación para el empleo y deportivos ocuparse seriamente de este tema para llegar juntos a la meta.


 



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